No casarme con una mujer joven.
No buscar la compañía de los jóvenes a menos que ellos realmente lo deseen.
No ser quejón, malhumorado o receloso.
No despreciar las costumbres del momento, las opiniones, las modas, los hombres o la guerra, etc.
No contar la misma historia una y otra vez a la misma gente.
No ser codicioso.
No descuidar la decencia ni la higiene, so pena de ser repulsivo.
No pasarme de severo con la gente joven, y ser indulgente con sus locuras y debilidades.
No prodigarme demasiado en el consejo ni perturbar sino a aquéllos que lo deseen.
Pedir a algunos buenos amigos que me informen si falto a alguno de estos propósitos, o los descuido, y en qué ocasión; y en consecuencia rectificar.
No hablar demasiado ni de mí mismo.
No escuchar halagos ni concebir que pueda ser amado por una mujer joven, y a los que quieren herencia, avitar y despreciar.
No ser categórico ni testarudo.
No presumir de observar todas estas prescripciones, por temor a no observar ninguna.
No buscar la compañía de los jóvenes a menos que ellos realmente lo deseen.
No ser quejón, malhumorado o receloso.
No despreciar las costumbres del momento, las opiniones, las modas, los hombres o la guerra, etc.
No contar la misma historia una y otra vez a la misma gente.
No ser codicioso.
No descuidar la decencia ni la higiene, so pena de ser repulsivo.
No pasarme de severo con la gente joven, y ser indulgente con sus locuras y debilidades.
No prodigarme demasiado en el consejo ni perturbar sino a aquéllos que lo deseen.
Pedir a algunos buenos amigos que me informen si falto a alguno de estos propósitos, o los descuido, y en qué ocasión; y en consecuencia rectificar.
No hablar demasiado ni de mí mismo.
No escuchar halagos ni concebir que pueda ser amado por una mujer joven, y a los que quieren herencia, avitar y despreciar.
No ser categórico ni testarudo.
No presumir de observar todas estas prescripciones, por temor a no observar ninguna.
Jonathan Swift (1667-1745)