Propósitos para cuando llegue a viejo...

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No casarme con una mujer joven.

No buscar la compañía de los jóvenes a menos que ellos realmente lo deseen.

No ser quejón, malhumorado o receloso.

No despreciar las costumbres del momento, las opiniones, las modas, los hombres o la guerra, etc.

No contar la misma historia una y otra vez a la misma gente.

No ser codicioso.

No descuidar la decencia ni la higiene, so pena de ser repulsivo.

No pasarme de severo con la gente joven, y ser indulgente con sus locuras y debilidades.

No prodigarme demasiado en el consejo ni perturbar sino a aquéllos que lo deseen.

Pedir a algunos buenos amigos que me informen si falto a alguno de estos propósitos, o los descuido, y en qué ocasión; y en consecuencia rectificar.

No hablar demasiado ni de mí mismo.

No escuchar halagos ni concebir que pueda ser amado por una mujer joven, y a los que quieren herencia, avitar y despreciar.

No ser categórico ni testarudo.

No presumir de observar todas estas prescripciones, por temor a no observar ninguna.


Jonathan Swift (1667-1745)