Defensa del folklore chileno. - Cap. I: Sobre la cueca (parte 2)

Si conocemos un poco más de cuecas, podemos darnos cuenta de la variedad que este estilo musical nos ofrece. Así, descartando la opinión de "no me gusta la cueca", se debe ir un poco más allá para llegar a la explicación del por qué no se escuchan cuecas todo el año.

Casi todos somos escrupulosos. A casi todos nos preocupa qué digan de nosotros.
"¿Qué dirían mis amigos si me sorprenden escuchando cuecas?. ¿Me dirían huaso?. Yo no quiero que me digan huaso por que yo no soy huaso."

En este país se suele catalogar a las personas según la música que escuchan: soy rockero, o metalero, o hip-hopero, o emo, o pokemón... ¿pero, qué soy si escucho cuecas?. Personalmente, debo reconocer que me carga que me molesten por la música que escucho, no por vergüenza sino por que lo encuentro muy inmaduro. En todo caso, el día que alguien me diga huaso por escuchar cuecas responderé feliz con un "Sí, y a mucha honra".

El problema radica entonces en que, pocas personas conocen realmente la cueca y las que no la conocen, no se atreven a hacerlo por que: "¿Escuchar cuecas?. ¿Yo?. ¡Estás loco! ¡No soy ningún huaso (o china)!"

Sin embargo, llega septiembre y basta que las cuecas se pongan de moda para que todo el mundo se "de cuenta de lo lindo que es nuestro baile nacional". Si a las personas les da vergüenza que les digan huasos, ¿no les da vergüenza hacer algo sólo porque el resto lo hace?. Así, en septiembre todo el mundo ama la cueca, y se esfuerza por bailarla, y una vez pasado el mes ésta vuelve a quedar en lo más escondido de nuestra "cultura" musical.

Soy una de las personas que de verdad le gusta la cueca. De las que es capaz de sentarse a escucharlas. De las que le encanta la instrumentalización de la cueca urbana y el ánimo de la cueca campesina. Y eso es principalmente debido a que nunca he sentido vergüenza de escuchar folklore de ningún tipo. El problema es entonces la educación. Y es extendible al conocimiento del folcklore en general (sí, hay más folcklore que la cueca), pero eso es tema para otro capítulo.

Defensa del folklore chileno. - Cap. I: Sobre la cueca (parte 1)

Llegó Septiembre. El mes en que todos los chilenos se acuerdan que son chilenos. El mes en que todos escuchan cuecas, quieren aprender a bailarla y gastan plata en comprarse los mejores trajes de huasos y chinas, los que que cuando termina el mes quedarán guardados hasta el próximo año, en el mejor de los casos.
Si alguien llega a escuchar una cueca en alguna otra época del año, lo más probable sea que escuche por parte de la masa un :"¡yaaa, ni que estuviéramos en septiembre!". Hago la pregunta al lector: ¿Cuántos de nosotros o nuestros amigos han ido escuchando en la micro, el bus o la calle, una cueca? Los cuento. Tú, no. Tú, tampoco. Y si sigo así, el resultado será el mismo.

¿Pero cuál es el problema?

Recuerdo hace poco haber estado conversando sobre el tema con amigos, y haber planteado este tema. La respuesta que más me marcó fue algo como: "¡Pero si las cuecas son todas iguales!"
En ese momento entendí una de las razones fundamentales para la ausencia de cuecas en nuestra vida diaria: el desconocimiento. Esa vez mi respuesta fue una mirada que quizo decir: "Sin duda no sabes de lo que hablas", y cambié de tema.

Ahora, con más tiempo para la discusión, le digo a ese amigo y a todo el que lea que existe una variedad muy grande de tipos de cuecas, cada uno con instrumentos distintos, ritmos distintos y que sólo mantiene la estructura. Sólo por nombrar los más "conocidos", existe la:
  • Cueca Nortina
  • Cueca Criolla
  • Cueca campesina
  • Cueca Valseada
  • Cueca Larga
  • Cueca Cómica
  • Cueca Robada
  • Cueca Porteña
  • Cueca Chilota
Basta escuchar UNA cueca nortina y UNA cueca Valseada para darse cuenta de que, definiticamente, no son todas iguales. Si no nos damos el tiempo para conocer aunque sean los tipos más comunes de cueca, cómo podemos decir que no nos gusta. Se supone que para opinar sobre algo se debe tener un conocimiento previo, o si no hablamos desde el punto de vista del que no compra un Mercedez Bens usado porque sólo ve la puerta y tiene un rayón.

En resumen, primera tarea del mes: conocer un poco más nuestro baile nacional. Por lo menos para poder decir con autoridad: "No me gusta cierto tipo de cueca" y no el tan típico "No me gusta la cueca". Mal que mal, el hombre que no es informado, no puede tener opinión.

PD: Pronto la 2da parte del capítulo 1: ¿Da vergüenza escuchar cuecas?.